viernes, 23 de marzo de 2012

Déja-vú

- Un déja-vú, es la acción que hace nuestro cerebro al almacenar dos veces una misma idea en un plazo de tiempo muy corto. En realidad Maia, mientras tú oyes mi voz en un tiempo que sería presente, vas guardando mis palabras y las recuerdas en algo que sería pasado para ti. Pero si por un error, tu guardas la información en ambos sitios a la vez, te da la sensación de haber vivido ya éste momento.

Resultaba un poco difícil oír el tono suave de la voz de Lucas entre el murmullo de las olas. Era de noche y sin embargo no se veía la luna en ninguna parte, quizás detrás de ésa maraña de nubes que se había dedicado a repartirse cómo caprichosas manchas sobre el cielo. El aire olía a mar, y los cuatro amigos notaban la arena bajo sus pies descalzos. Qué oscuro estaba todo… A penas veía uno la cara de quién tenía al lado, el agua era cálida, les rozaba cuando las olas venían, y dejaba la arena negra al volver.

- Ímaginate por un momento, - Dijo para ponerle un ejemplo.-qué yo no conozco a Sara y tú me la presentas.

- Sois hermanos.- Se rió ella sacudiéndose el pelo castaño con la mano, ya que se removía por el viento y le tapaba la cara.

- Bueno sí.- Sonrió Lucas.- Pero podríamos no conocernos igualmente, ¿no, Sara? Pues bien, justo en el momento en qué me la presentas yo tengo un dejà-vú, y cómo lo ocurrido es para mi presente y pasado a su vez, yo tengo la clara impresión de qué realmente a Sara ya la conozco.

- Pero entonces, tener déja-vú no es nada bueno, ¿No?- Preguntó Sara en tono de preocupación.- Significa eso que cada vez que tenga la sensación de haber vivido ya algo o conocer a alguien mi cerebro no funciona cómo debería…

- Tampoco es tan malo ni extraño como parece, - Le respondió su hermano.- en realidad le pasa a muchísima gente, y más a menudo de lo que aprecían algunos.

Se quedaron los cuatro callados un momento, pensando en lo que habían oído. Al final del paseo marítimo, detrás del muelle, la luz del faro se reflejaba en el mar. Tiago cogió una piedrecilla y la tiró, haciendóla saltar ocho veces y dejándo círculos alrededor de aquél reflejo.

- Y no podría ser, - Dijo él con una sonrisa en los labios.- ¿qué realmente yo conociera al mismo Lucas dos veces?

- ¡Menuda mala suerte, si hubiésen dos Lucas!- Se burló Maia, apartándose el pelo otra vez, y Lucas le dio un pequeño empujón hacía el agua.

Tiago también se rió y después de tirar una segunda piedra siguió andando otra vez, poniéndose a un lado de Maia.

- No, no me refiero a eso. Si no, a vivirlo, y volver a ver cómo lo viví, tener la experiencia dos veces reales. Sólo eso.

- Uau, - Dijo Sara.- es más bien… No un cuerpo, sino una mente que viaja, cómo a través del espacio. Tan sólo viaja, y puede volver al pasado.

- ¿Cómo?- Le preguntó Lucas curioso.- Como algo que puede viajar, y ser expectador… ¿Pero no puede tocar ni ser visto?

- ¡Exacto! - Respondió Sara. Parecía que le hubiésen visto tanta lógica en un momento, que los otros dos pensaron que los dos hermanos ya habían tenido ésa conversación anteriormente, o quizás lo acababan de recordar. Aunque, realmente, a todos les venía de nuevo aquella reflexión.

- Oh, ya entiendo… ¿Sabes qué Tiago? Por un momento pensé… Si te referiéses a qué sí podrías… Actuar. Personalmente, si me veo que mi mente pasa a ser mi… Digamos el Lucas de ayer, o antes de ayer, ¿vale? Yo me veo, desde mis ojos, pero con la cabeza bien clara reconozco ésa imagen cómo la de éste jueves, veo que estoy con vosotras aquí en la playa y bien, vuelvo a vivir el mismo momento…

- ¿Cómo un deja-vú?

- Sí, más o menos, - reflexionó él hablando de prisa.- pero, ahora imagina, sólo por un momento… ¡Qué me puedo mover!

- Oh, morirías de miedo.- Respondió Maia en seguida.- Piénsalo de veras, viajas al pasado, en cuerpo y mente, podrías hacer cosas que lo cambiasen todo, y nada más tratarse de un par de días, en cuestión de horas, podrías haberlo cambiado todo de tal manera que hoy ya no estarías aquí, todo hubiése cambiado tanto que la persona que serías podría no ser la misma que eres hoy… ¡Es qué no sería la misma! Oh, vaya, hablar de ésas cosas me pone la piel de gallina.

- A mí también…- Dijo Tiago.

Se volvieron a quedar callados un momento. Habían llegado al final del paseo, dónde había un banco de piedra con el dibujo de un ancla dorado. El cielo se había despejado un poco, y las nubes dejaron el paso a unas pocas estrellas que poco a poco fueron más. Sonreían presumidas, alegres de qué aun quedásen cuatro jóvenes despiertos para contemplarlas.

- En realidad no sería así.- Le dijo Tiago a Maia, que con cara de no entender le preguntó nada más con la mirada.- Claro, si fuése únicamente él quien volviése al recuerdo de hace cuarenta y ocho horas, los demás seguiríamos haciendo nuestras vidas. ¿No? Sería… Quiero decir, no giraría todo a su alrededor, y nuestras personas ni siquiera se darían cuenta de ello, sería cómo dos realidades paralelas. Si por un caso… Se cruzásen, tendríamos ése caos del qué hablabas.

- Ah… Es verdad.

-

La chica se levantó, y observando cómo el rastro de sus mismas pisadas que había en la arena, desaparecía borrado por el mar, reflexionó en voz alta.

- A no ser que se tratáse de lo contrario de cómo ocurre un déjavú.- Ahora fueron los demás quien miraron a Maia curiosos.

- Que ocurriése, sin más, sin ocurrirle a alguien. – Dijo ella mirando al mar.- Qué mientras transcurre el presente, por un momento, lo qué debió estar en éste, se metiése por equivocación otra vez en lo qué fue su pasado. Y en realidad, así se repetiése sucesivamente…

No respondieron, aun imaginándolo. Entre reflexiones y más hipótesis, sonó un bostezo, y Tiago preguntó: - ¿Volvemos a casa?

No había casi nadie por la calle, a penas ellos veían unas siluetas al fondo del otro lado, donde estaba principio del paseo. Mientras volvían a casa, siguieron charlándo sobre ésas filosofías que compartían cada noche, durante los veranos que pasaban al pueblo. Les dejaban siempre el curioso regusto de una velada muy encantadora. Una vez hubieron llegado al otro lado, se dirigieron al edificio dónde estaban sus apartamentos. En el centro, había un patio interior común, con un pequeño parque infantil y una fuente rodeada de setos, desde allí cada uno tomaba su camino, Sara y Lucas hacía la escalera de la izquierda, Tiago la de de la derecha, y Maia la del centro. Se despidieron, quedándo para verse al día siguiente en la playa, y después cada uno se fue hacia su casa. Probablemente, cruzaron el rellano al mismo tiempo, cogieron el ascensor, y antes o después, los cuatro abrieron la puerta y con la luz apagada cruzaron el pasillo hacía sus habitaciones. Y, unos antes qué otros, pero todos y cada uno de ellos se encontraron ante la misma sensación de incredibilidad e incertidumbre, al descubrir que ya se habían metido en la cama.

Hacía cosa de cinco minutos.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Carta al papa de Roma

Honorable y respetable santidad con cara de Satanás,

Supongo que se habrá usted enterado ( solo los muertos no se han enterado) de qué hoy se... "celebra" un evento muy importante en su ciudad. Se que a usted no le interesa mucho el deporte, en caso contrario supongo vestiría usted con un chándal, pero le escribo para hacerle una petición; qué reconozca un día como este en el calendario como festividad religiosa. No tengo el disgustante placer de conocerle a usted en persona, así que ahora que caigo quizás el Vaticano no reconoce cómo yo el fútbol cómo religión...
Coño, veo que voy a tener que explicárselo... Cumple todos los requisitos, es un timo tanto social como económico, tiene millones de seguidores ( me atrevo a decir que le superan de largo con la coña del Cristianismo), y éstos individuos siempre creen que sus “Dioses” son el mejor equipo ( ¿No tienen todas las religiones disputas para poner un nombre y una cara al Dios?). Sí, nosotros practicamos la poligamia aunque no se reconozca públicamente.

Sólo nos falta un librillo tipo La Biblia, o el Coran, pero dado que, cómo usted sabrá, la lectura no es una de las aficiones más típicas de nuestra época decidimos sustituirlo con una pelota, que tiene más gracia. También, cómo buena religión, castiga el pecado con tarjetas rojas o amarillas ( es más pacífico que eso de “cortarse la mano si robas...” o “sacarse el ojo si miras mal al prójimo...”, tenemos un sacerdote... O cura.. Qué claro, cómo siempre tienen mala fama estos tipos pues lo suelen llamar “ Hijo de Puta” pero se llama arbitro.
El lema...O mandamientos, cómo se quiera decir son graciosas frases rimantes que son mucho más fáciles de aprender que los jodidos pasajes de Jesucrísto García. También es necesario un portavoz, el Mesías, y cómo se ve que Moises ya está jubilado decidieron contratar a un comentarista, cuyo nombre no conozco, y bueno, él no es capaz de separar las aguas, pero a cambio hace unas vocales más largas que el cantante de Mägo de Oz.

Y cómo último requisito, e indispensable, la oración. Aquí el “Gracias a Dios” o el “Padre nuestro” no existen, son más fáciles, como ya he dicho, a nuestra sociedad no le mola tener que aprenderse cosas largas que se tengan qué leer, por lo tanto les va más con tres insignificantes letras, la ge, la o i la ele, qué cuando las alargan siempre parecen ser los seguidores más fieles.
Por último, le digo que si no le va bien celebrarlo el día 27 de mayo pues podría cambiarlo a su antojo, que total desde hace tropecientos años el calendario es suyo (¿ Por qué no monta una macro fiesta el día de su cumpleaños?). Yo le propongo el día 25 de Diciembre, porque eso de la Navidad ya está muy sobado. El 21 de Octubre por favor no lo toque, que es mi cumpleaños y le tengo cariño.

Le mando un saludo desde Barcelona, le propongo el uso del condón ( que aunque usted y su castidad no lo crean resulta muy eficaz) y también le aconsejo la crujía facial. ( Piense que las despesas irían a cargo del gobierno.)

p.d: Créeme un Santo anda...No sea rancio..!!

Diagnóstico, completamente irrelevante.

Crónica de una bolsa de plástico

Me llamo Bolsa. Mi vida es una mierda.
Nací en una fábrica de plásticos, el Tarragona, al lado del Vallés Oriental, i después de pasar allí mis primeros días, la etapa de producción, amamantación, proceso de aprendizaje y pruebas de defectos de serie, ya me hice mayor, y me hicieron un tatuaje.
No me preguntaron nunca si lo quería o no, pero yo me creía muy molona con ése dibujo, unos tribales rojos parecidos al símbolo del tanto por ciento, me daban un aspecto mucho más rebelde que el del resto de mis compañeras, cuyo aspecto tan blancuzco se me antojaba deprimente y muy poco original. Llegó el día de partir, y me marché con la intención de hacer vida por el mundo. Primero un enorme camión me llevó hasta el supermercado, mis días allí fueron maravillosos, hice muchísimos amigos, todos llevaban el mismo tatuaje y en seguida me sentí muy integrada.

Un día, una mujer me adoptó, creo que se enamoró a primera vista de mi porqué incluso le pagó seis céntimos al cajero y todo para obtener mi mano. No me importó que ella fuese humana, si nos amábamos eso era lo que contaba, además, soy una bolsa muy permisiva. Entendí que teníamos que compartir el trabajo si queríamos convivir en armonía, así que soporté el peso de cuatro latas de atún, dos de cerveza y un paquete de ajos.
Me despedí de mis queridas amigas con lágrimas en los ojos, y mi querida nueva compañera me llevo a dar un paseo y por el camino descubrí muchas cosas, vi la calle, más supermercados... Era fantástico. Hasta que de repente... Me dio un motivo para nuestra primera disputa de parejas... ¡ Me dejo en el suelo! ¿ Pero que no se había dado cuenta de lo gris, lo frío y asqueroso que era? Un perro... ¡ No!, ¡ Aléjate de mi!... No puedo entender cómo me tuvo allí casi cinco minutos, cómo sin darse cuenta, pero porqué era la primera vez se lo perdoné. Hay que ser tolerante con todo el mundo.
Nuestro paseo continuó, y volvimos a la tranquilidad, y a la buena vida. Salimos de ése mercado, sentí que me daba el sol mientras hacíamos ése agradable paseo cogidas de la mano. Mi amada iba mirando más tiendas, y de vez en cuando me daba alguna cosa u otra más para llevar, y yo la ayudaba alegre de que contase conmigo. Era bonito ver que ya había tanta confianza entre nosotras.

Entonces... Un golpe bajo... Una puñalada. La vi, delante de mis narices...¡ Cómo podía ser tan descarada! Me enojé muchísimo, me parecía increíble que quisiese estar con su amante, delante mío, ¿ A caso soy invisible? Otra bolsa, menuda vergüenza... Mi agradable paseo se había convertido en un infierno, me acabaría poniendo colorada sólo de pensar qué ella iba tan feliz por la calle con una pareja en cada mano... ¡ Furcia!
Al parecer, no me mandó a dormir al sofá, pero casi. Una vez llegamos a casa me vació y me guardó en un cajón, oscuro y lleno de trapos viejos con los que no me sentía nada bien. “ Ey,¿ tu qué eres? Ah, es otra bolsa.” ¿ Otra? Pero bueno... ¡Ésa mujer me había vuelto a ser infiel ! Increíble, pensaba pedir la separación, las circunstancias me habían llevado a ésa decisión, por drástica que pareciera. Al fin me sacó, habían pasado horas desde que estaba allí cerrada, pero yo seguía enfadada... Entonces me volvió a llenar de cosas... ¡Sucias ! Qué asco... “ Oye tu! Vamos a hablar muy seriamente, esto no puede seguir así! Me has sido infiel una vez tras otra y yo ya no aguanto más, tu casa es muy grande y me haces vivir en éste lugar tan oscuro, y además... Me has llenado de arena de gato??..Ajj.. Que está usada, por favor..!!! Me iré de casa, vale? Te queda claro?... Ah, muy bien, sácame tu... Me podría ir yo sola, me oyes!!! Y ahora, dónde me dejas...Eh! La calle está oscura, no ves qué es de noche?? Oye! Respeta mi dignidad, no me dejes aquí... No, no, en ésa caja no... Mierda... ¿ Dónde coño estoy?”

Ése lugar apestaba... Lleno de bolsas cómo yo, cada una de ellas con una historia más triste que la anterior. A una la habían llenado de vómito! A otra, primero la habían usado para llevar un montón de botellas de vino, y al romperse ella por no aguantar el peso, la habían reñido y castigado, y en lugar de llevarla al hospital la llevaron aquí.
Y allí me quedé, durante unas horas... Mis últimas horas de vida. Es increíble, que en cuanto nos recogieron los camioneros no paraba de oír cómo hablaban de algo sobre la “ Bolsa-caca” ¿Caca? Nos llamaban caca... Qué ofensivo, por Dios. Me dieron ganas de llorar. De haberlo sabido, nunca hubiera nacido, mi vida parecía ser muy prometedora, pero finalmente descubrí que no era nada única en éste mundo, nadie me quería aunque sólo me usaron por interés... Y luego me abandonaron, aunque yo aún era joven y fuerte ! Podríamos haber llegado mucho más lejos con mi querida compañera, y sin embargo, ésa furcia seguro que mañana mismo estará con otra cómo yo, y pasado con otra más, que se sentirán engañadas, únicas, usadas... Y tiradas.

Fin de la crónica.